Introducción.
Hay una gran cantidad de personas que no se confiesan y aluden los más variados motivos, entre los cuales tenemos:

· Que yo no tengo pecados porque no he robado ni he matado
· Que no me sale del corazón
· Que yo me confieso directamente con Dios
· Que los curas también son pecadores
· Que eso no aparece en la Biblia
· Que ha habido curas inmorales y por lo tanto no dan el ejemplo
· Que la Iglesia está en contra de mis creencias políticas
· Que la confesión es un invento del Vaticano
· Que eso no te va a salvar
· y algunos aducen que en el pasado la Iglesia actuó con terror en la época de la Inquisición.

¿Cuál de estas es la tuya?

Te explico por qué ninguna de esas excusas es válida, y de paso definimos lo que es la Confesión.

La Confesión es uno de los siete Sacramentos instituidos por Cristo y que todo cristiano debe cumplir. Consiste en que Dios por medio del Sacerdote perdona nuestros pecados si nos confesamos arrepentidos y hacemos el propósito de enmendarnos. Es también llamado Reconciliación porque de esta manera nos reconciliamos con Dios.

Fíjate que no es el Sacerdote el que perdona los pecados, es Dios quien lo hace pero a través del Sacerdote.

Ahora bien, si nos llamamos cristianos es porque seguimos a Cristo y toda su enseñanza. No es que unas enseñanzas las sigo y otras no. Tampoco es que unas me gusten y las sigo y las que no me gusten no las hago.

Tampoco es aceptable ser un cristiano light. Se debe seguir a Cristo en todo.

Los mandamientos no son consejos, son mandatos, de ahí viene su nombre y hay que cumplirlos así no nos gusten. Y lo mismo pasa con los Sacramentos, debemos seguirlos porque proceden de Cristo quien los instituyó.

Déjate de Excusas.
Mira, se han escuchado de casos de curas con feos delitos sexuales contra menores de edad, los cuales deben ser castigados y el mismo Jesús se los advirtió: “habrán escándalos pero ¡ay! de aquellos que los cometan, mas le valdrían que le ataran una gran piedra de amolar en el cuello y lo lanzaran al mar antes que meterse con uno de estos pequeños inocentes”.

Y también dijo: “Al que mucho se le concede, mucho se le exigirá”. Por lo tanto En el otro mundo un castigo para un Sacerdote será muchísimo más feroz que a otra persona a quien no se le haya confiado tanto.

Dios se encargará de eso. Pero los sacerdotes que esta maldad hacen son una minoría. Por eso no puedes agarrarte de esa excusa para no confesarte.

La Iglesia ha cometido errores en el pasado y ha pedido perdón por esos pecados. Hace unos años pidió perdón por lo ocurrido con Galileo y por 300 Casos más.

De todos modos cuando te presentes ante Dios para ser juzgado no te valdrá de excusa la conducta incorrecta de los demás. Se te preguntará si cumpliste los mandamientos, no si los demás los cumplieron.

Por lo tanto ninguna excusa es buena para no confesarse porque la Confesión fue instituida por Nuestro Señor Jesucristo.

Es menos concebible que sea un católico el que no quiera confesarse. Es de recordar que el católico tiene un credo, que es llamado credo de los apóstoles. En él se dice, entre otras cosas: “creo en el perdón de los pecados”; y ese perdón viene a través de una confesión con un Sacerdote como lo enseña la Iglesia.

Tu análisis contra la inteligencia de los Sabios:
Algunos no desean pararle a la Iglesia porque dudan que ella haya hecho una buena interpretación, pero es que no se puede interpretar la Biblia como uno quiere sino como la Iglesia Católica lo enseña.



Y la razón es sencilla de entender: hay pasajes bíblicos que no son sencillos, otros hay que interpretarlos según el contexto, hay otros que a primera lectura son completamente incomprensibles. Por ejemplo el Apocalipsis. ¿Quien puede decir que lee el Apocalipsis por primera vez y lo entiende todo?

Lo que La Iglesia Católica enseña es porque lo ha sometido a una gran revisión de los eruditos, poniéndose antes en gran oración para ser inspirados por el Espíritu Santo. Estos temas son examinados minuciosamente por un grupo de expertos durante muchos años antes de dar sus conclusiones que nuevamente son sometidas a deliberación.

Muchos de estos temas de la Iglesia han sido tratados por los Doctores de la Iglesia.

Ahora fíjate, si caes en el error de hacer un análisis superficial que te lleva a decir: “la confesión que vale es la que se hace directamente con Dios y no con un cura”, entonces debes preguntarte: ¿De dónde sacaste esa conclusión? ¿Se la escuché a alguien o es producto de mis reflexiones? ¿La meditaste cuanto tiempo? ¿Crees que esa conclusión tuya es más razonada que la que han enseñado los grandes Doctores de la Iglesia?

Recordemos que a los Doctores de la Iglesia se les ha llamado así por sus extraordinarios escritos llenos de sabiduría y que han contribuido a la doctrina y al fortalecimiento y comprensión de la Fe. No son títulos que se les conceden por adulación porque son concedidos después que han muerto.

Por ejemplo San Alfonso María de Ligorio es un Doctor de la Iglesia que escribió 99 libros, todos muy bien documentados, razonados, apoyados en la fe. Sus libros son producto de una gran recopilación de información.



Solo para escribir su monumental obra “Las Glorias de María” estuvo escribiendo y recopilando información por catorce años (14), información proveniente de fuentes confiables y creíbles. Escribió tantos libros porque aprovechaba al máximo su tiempo. Su lema era “No perder ni un minuto de mi tiempo”.

Tenemos también a Santo Tomás de Aquino que escribió no solo de religión sino que incursionó en otras ramas del saber con muy grandes aportes, incluso en economía todavía se estudian sus ideas sobre la usura y el lucro cesante.

También tenemos como Doctor de la Iglesia a San Agustín que incluso representantes de otras religiones como Calvino y Lutero han reconocido su gran sabiduría y lo han estudiado.

¿Acaso consideras que sabes más que los grandes doctores de la Iglesia que han estudiado el tema con inteligencia, oración y dedicación por muchos años? Si tu respuesta es afirmativa te pido entonces que trates de ser más humilde. No te pido que seas un descerebrado que no debe indagar sobre las dudas.

No es malo tener dudas. Muchísimos santos tuvieron dudas y todas las fueron aclarando a través de la instrucción, la oración y pidiendo luces a nuestro Señor. San Agustín no entendía la Santísima Trinidad, Santa Teresa no lograba interpretar ciertos pasajes de la Biblia, otros santos se cuestionaban otros temas pero todos se instruyeron metódicamente. No sacaron conclusiones poco meditadas.

Repito: no es malo tener dudas. Pero trata de instruirte sobre la opinión de la Iglesia y no te apresures a sacar conclusiones sin tener una base sólida y bien fundamentada en Cristo. Tampoco trates de tener una religión a tu medida, que se amolde al estilo de vida que tu deseas y que justifique tus errores.



Con todo y esto, los santos doctores de la Iglesia no inventaron la Confesión. Lo que ellos hicieron es ayudar a interpretar temas que generaron dudas. Como ya se dijo la Confesión fue instituida por Jesucristo y aparece en la Biblia.

No es un invento de los curas, aparece en la Biblia:
Aparece en el Evangelio según San Juan (20,22) donde dice Jesucristo: “Recibid el Espíritu Santo, a quienes les perdonen los pecados les quedan perdonados y a quienes se los retengan les quedan retenidos“.

También en el Evangelio según San Mateo (16,19) en la que Cristo hablando con Pedro le dice: “lo que ates en la Tierra quedará atado en los Cielos y lo que desates en la Tierra quedará desatado en los Cielos”.

Lo repite en Mateo 18,18.

Por eso cuando un Sacerdote te absuelve los pecados en nombre de Dios esos pecados son borrados tanto en la Tierra como en el Cielo, igualmente cuando un Sacerdote le retiene los pecados a uno que no hizo una buena confesión o que no da muestras de arrepentimiento, esos pecados no quedan borrados ni en la Tierra ni en el Cielo.

Importancia de la Confesión:
Es importante confesarse porque de esta manera nos ponemos en paz con Dios. Dios quiere nuestro arrepentimiento. Las ventajas de una confesión son una conciencia tranquila. Cuando uno se confiesa siente que se ha quitado un gran peso de encima.

Solo habiéndose confesado es que puede recibirse el Cuerpo de Cristo en la Eucarística. No se debe recibir la hostia estando en pecado porque sería tragarse su propia condena. Y así lo enseña la Iglesia.

Es conveniente que hagas una buena confesión porque es un Sacramento. Si a conciencia se realiza mal un Sacramento se está cometiendo un pecado gravísimo llamado Sacrilegio.

Algo muy importante de la Confesión es que una persona en estado de gracia (osea sin pecado grave) le es más fácil vencer las tentaciones.

Para confesarse bien:
Los pasos para confesarse bien son los siguientes:
1- Examen de Conciencia
2- Dolor de los Pecados
3- Propósito de la enmienda
4- Decir los pecados al Confesor
5- Penitencia

En el Examen de Conciencia se debe llamar al Espíritu Santo para que nos ayude a recordar todos los pecados que hemos cometido desde la última confesión.

El Dolor de los Pecados es arrepentirse de haber ofendido al buen Dios, el no haber sido fiel a sus mandamientos, a haberle desobedecido.

El propósito de la enmienda es el que hacemos la intensión de no cometer más pecados y por lo tanto debemos tomar medidas para no recaer. La prudencia es un arma muy buena aquí. No se debe acercar a la tentación.

A la tentación se le vence huyendo de ella. Es la única guerra donde triunfan los cobardes porque huyendo es como se le vence. Como lo dice un gran Santo: “enfrentarse a una tentación y salir airoso es mayor milagro que revivir un muerto”

Confesarse o decir los pecados al confesor es llegarse hasta donde esté un Sacerdote y pedirle que le confiese. El no revelará nunca lo que escucha aún cuando se lo pidiera el Papa en persona. Ninguna ley tampoco puede obligarle a eso. La única manera de que un Sacerdote revele un secreto es con autorización de la misma persona que se confiesa y eso ocurre solo en casos muy especiales.

La Penitencia es una pequeña obra que manda hacer el Sacerdote. Es a discreción del confesor. A veces manda una pequeña oración.

Da vergüenza Confesarse:
A la mayoría le pasa que le da vergüenza confesar sus pecados y esto es normal, pero el no confesarse es tal vez el peor de los errores que una persona puede cometer. Piensen que si no se confiesan no quedan perdonados los pecados y ya saben ustedes cual es la pena por eso. No hay nada peor que caer en el infierno.

La vergüenza que da confesarse es algo por lo que hay que pasar y créanme que el Sacerdote está acostumbrado a oír cualquier cantidad de barbaridades y no se va a asombrar de nada que le digamos. A parte de que su función no es juzgarnos, el tiene el deber es de confesarnos y puede que nos de algunos consejos y orientaciones pero no va a juzgarnos.

El Secreto de Confesión:
Aquí les narro varios ejemplos acerca del secreto de confesión tomados de casos reales:


1) Una vez un sacerdote que confesó a un guerrillero fue solicitado por las autoridades para que contara lo que le había confesado aquel guerrillero. El sacerdote explica que eso no puede hacerlo y las autoridades recurren a la tortura y el sacerdote no suelta ni una sola palabra.

En eso las autoridades que realizaban su interrogatorio en una oficina le advirtieron al Padre: “Ahora si nos vas a decir todo porque te vamos a inyectar el suero de la verdad”. En lo que los interrogadores salieron de la oficina a buscar la inyectadora, el Sacerdote registró en todo el lugar hasta que encontró una hojilla y con la misma se cortó la lengua para no tener que faltar al secreto de confesión.

2) Otro caso fue el de un Sacerdote de un pueblo donde habitaba una señora que se había enamorado perdidamente de él y quería incitarlo a tener relaciones sexuales con ella. Como el Padre no accediera ella ideó un plan funesto.

Un día pidió al Sacerdote que la confesara y cuando comenzó la confesión ella le dijo que deseaba acostarse con el Padre y que si no accedía inventaría que el Padre la iba a violar y el Sacerdote no podría el defenderse porque se lo estaba diciendo en plena confesión.

Aún así el padre no accedió y la mujer quitándose la blusa empezó a gritar y cuando llegó la familia decidieron llamar a la policía a quienes el Padre solo dijo que no la estaba violando pero no pudo explicar que ese era el plan de la Señora porque lo había escuchado en una confesión.

Cuando el Obispo pidió ver al Sacerdote le preguntó los detalles sin saber que todo esto había ocurrido en una confesión. El sacerdote no pudo revelar nada y fue castigado enviándolo a un país lejano de África.

Transcurrieron muchísimos años y la mujer ya anciana en su trance de muerte se confesó y contó la maldad que había hecho con aquel Sacerdote y autorizó que se divulgara esa confesión.

El Obispo que había enviado al Sacerdote al África ya había muerto. El nuevo Obispo mandó a buscar al sacerdote al África y cuando lo encontraron ya muy envejecido lo trajeron de regreso y lo presentaron ante el Obispo quien arrodillándose ante el Sacerdote le besó los pies y le dijo: “Tú eres mártir de la Confesión”, y de esa manera quedó reivindicado.

Conclusiones y Exhortación

  • La Confesión es un Sacramento.
  • La Confesión la creó el mismo Jesucristo.
  • Debemos confesarnos con frecuencia. La Iglesia manda confesarse por lo menos una vez al año pero es recomendable hacerlo mucho más a menudo. Una vez al mes está bien. Cuando te sientes enfermo ¿no vas al medico? o ¿No buscas sanarte tomando alguna medicina? Lo mismo pasa cuando nos sentimos mal por el pecado que hemos cometido, debemos buscarle solución inmediata.

  • La Confesión debe hacerse con un Sacerdote, ninguna otra confesión es válida.
  • No debe comulgarse sin haber hecho antes una buena confesión porque cuando comulgamos estamos recibiendo el cuerpo de Cristo y eso no puede hacerse con un corazón impuro. Hay una presencia real de Cristo en la Hostia, no es una simbología.
  • La vergüenza que da confesarse no debe ser la causa de nuestra condenación.

Hermano mío no lo pienses más. Has los 5 pasos para confesarse bien y ve y confiésate. Repara el daño que hayas hecho. Y si vuelves a caer revísate en que fallaste, arrepiéntete y vuelve a confesarte. Llegará un momento que tus caídas se distanciarán.



Hay mucha alegría después de una buena confesión, cuando se camina con la conciencia tranquila se tiene una sensación maravillosa.

Recuerda que Cristo dijo: “Sean Santos como su Padre Celestial es Santo”. Y nadie llega a la Santidad sino cumple los mandamientos, hazlo así hermano mío que el buen Dios te lo premiará.



Chao, Los Quiero Mucho.